El uso de las calabazas es una de las tradiciones más famosas de Halloween. La talla de este fruto tiene su origen en las leyendas y las tradiciones de lospueblos celtas de Escocia e Irlanda. Aunque es una costumbre muy arraigada en Estados Unidos, donde este fruto es muy habitual, la famosa Noche de Brujas o Halloween ha llegado a todos los países del mundo, incluida España.
Cuenta la leyenda que hace muchos, el diablo fue a buscar a un tacaño granjero irlandés, llamado Jack. Precisamente era la Noche de Halloween.
El diablo tenía la clara intención de llevarse su alma por estafador. Sin embargo, el granjero logró engañarlo y atraparlo. A cambio de su libertad el diablo prometió que «jamás lo volvería a buscar».
Al cabo de varios años, Jack murió pero fue rechazado en el cielo y al llegar al infierno el diablo tampoco quiso recibirlo, y lo condenó a deambular por los oscuros caminos del purgatorio.
Antes de irse, Jack le pidió un último favor: una luz que pueda alumbrar su camino. Entonces, el diablo le entregó una brasa. El granjero cogió uno de los nabos que llevaba en su bolso, le hizo un hueco y colocó la brasa dentro de los tubérculos.
Desde entonces, en Irlanda se hizo popular la historia de Jack of the Lantern (Jack el del farol).
¿Por qué las calabazas?
Con la llegada de inmigrantes irlandeses a Estados Unidos, la celebración cobró gran importancia y se convirtió en una tradición. Sin embargo, al no haber una plantación de nabos, pero sí un exceso de calabazas, los estadounidenses decidieron cambiarla.
Desde entonces se tallan rostros terroríficos en las calabazas, lo que supone una diversión para los más pequeños. Estas hortalizas eran colocadas en las ventanas de las casas para, según narran las creencias, ahuyentar al diablo.
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